¡Buenas noticias para los jóvenes que no quieren estudiar ni trabajar! En un avance revolucionario, los científicos han logrado lo imposible: convertir las hojas de los árboles en dinero. Utilizando una combinación de biotecnología avanzada y un poco de magia científica, cada hoja ahora tiene un valor monetario. Los parques y jardines se han convertido en minas de oro, y los árboles, antes apreciados solo por su sombra y belleza, ahora son venerados como bancos naturales.
Los economistas están extasiados, proclamando que es la economía verde en su máxima expresión. La educación ha quedado relegada a un segundo plano, ya que los jóvenes prefieren cosechar su salario directamente de los parques. Los tutores y profesores, que antes luchaban para motivar a los estudiantes, ahora se encuentran desempleados, recogiendo hojas junto a los demás. Sin embargo, hay nuevas preocupaciones en este utópico mundo de hojas monetarias, como las disputas territoriales por los mejores árboles y las pandillas de recolectores que patrullan los parques.
Además, los ambientalistas han levantado la voz de alarma, ya que la deforestación se ha convertido en un problema serio. Los árboles son esquilmados por su valor monetario y los esfuerzos para replantar y conservar el medio ambiente han tomado un giro oscuro y monetario. El gobierno ha encontrado una manera de regular esta nueva economía, introduciendo impuestos sobre las hojas recolectadas y multas por recolectar sin licencia. La burocracia, como siempre, ha encontrado una manera de prosperar en este nuevo sistema.
Al final del día, la sociedad ha encontrado un nuevo equilibrio con los jóvenes ahora "trabajando" en la recolección de hojas. Aunque no es el futuro que los visionarios imaginaron, es un futuro al fin y al cabo. Así que, la próxima vez que veas una hoja caer, no pienses en el otoño. Piensa en tu cuenta bancaria, porque la fotosíntesis financiera ha llegado para quedarse.
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